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Objetivo 2: Poner fin al hambre, conseguir la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición, y promover la agricultura sostenible
El hambre y la malnutrición siguen siendo un enorme obstáculo para el desarrollo sostenible. Las estimaciones actuales indican que cerca de 690 millones de personas en el mundo sufren hambre, y alrededor de 135 millones sufren hambre severa, principalmente a causa de los conflictos, del cambio climático y de las recesiones económicas. Si continúan las tendencias, el número de personas afectadas por el hambre superará los 840 millones en 2030. En este contexto, poner fin al hambre, garantizar la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición o promover la agricultura sostenible son medidas esenciales para garantizar derechos fundamentales, en sintonía con la Declaración Universal de Derechos Humanos. Por eso la Agenda 2030 se propone:
- Poner fin al hambre y asegurar el acceso de todas las personas, en particular de las personas pobres y en situaciones vulnerables, incluidos los lactantes, a una alimentación sana, nutritiva y suficiente durante todo el año.
- Poner fin a todas las formas de malnutrición, incluyendo conseguir, a más tardar 2025, los hitos internacionalmente convenidos sobre el retraso del crecimiento de los menores de 5 años, y abordar las necesidades de nutrición de las adolescentes, mujeres embarazadas y lactantes , así como de las personas mayores.
- Duplicar la productividad agrícola y los ingresos de los productores/as de alimentos de pequeña escala, en particular las mujeres, los pueblos indígenas, agricultores/as familiares, pastores/as y pescadores/as, a través, entre otros, de un acceso seguro y equitativo a las tierras, a otros recursos de producción e inputs, conocimientos, servicios financieros, mercados y oportunidades para la generación de valor añadido y trabajo no agrícola.
- Asegurar la sostenibilidad de los sistemas de producción de alimentos y aplicar prácticas agrícolas resilientes que aumenten la productividad y la producción, contribuyan al mantenimiento de los ecosistemas, fortalezcan la capacidad de adaptación al cambio climático, fenómenos meteorológicos extremos, sequías, inundaciones y otros desastres, y mejoren progresivamente la calidad del suelo y la tierra.
- Mantener la diversidad genética de las semillas, cultivos y animales de granja y domesticados así como las especies silvestres conexas, a través, entre otros, de una buena gestión y diversificación de los bancos de semillas y plantas a nivel nacional, regional y internacional, y promover el acceso a los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos y conocimientos tradicionales, así como la distribución justa y equitativa de éstos, como se ha convenido internacionalmente.
- Aumentar las inversiones, incluso mediante una cooperación internacional más amplia, en infraestructura rural, investigación agrícola y servicios de extensión, así como en desarrollo tecnológico y bancos de genes de plantas y ganado, a fin de mejorar la capacidad de producción agrícola en los países en desarrollo, en particular en los países menos avanzados.
- Corregir y prevenir las restricciones y distorsiones comerciales de los mercados agropecuarios mundiales, a través, entre otros, de la eliminación paralela de todas las formas de subvenciones a las exportaciones agrícolas y todas las medidas de exportación de efectos equivalentes, de conformidad con el mandato de la Ronda de Doha para el Desarrollo.
- Adoptar medidas para asegurar el buen funcionamiento de los mercados de productos básicos alimenticios y derivados de éstos, y facilitar el acceso adecuado a información sobre los mercados, en particular sobre las reservas de alimentos, a fin de ayudar a limitar la extrema volatilidad de los precios de los alimentos.
