Las mujeres se acercan al río a lavar la ropa. Unos metros más abajo, una niña hace un agujero en la arena de la orilla, que hace de filtro, y llena el tanque de agua para llevarla al poblado. La escasez de agua de beber y la salubridad están estrechamente relacionadas, y suponen un reto significativo para la salud pública y el bienestar de muchas comunidades. Más de 2.500 millones de personas no tienen acceso a servicios básicos de saneamiento, como inodoros y letrinas, y 1.800 millones de personas utilizan agua de fuentes contaminadas.
Cuando el agua potable escasea, las personas se ven obligadas a consumir agua de fuentes no seguras como ríos contaminados, aguas estancadas o pozos no protegidos. La escasez de agua también dificulta la práctica de una adecuada higiene como la limpieza frecuente de manos. La falta de higiene o la falta de tratamiento de aguas residuales potencia la aparición y propagación de enfermedades como el cólera, la disentería, la fiebre tifoidea, la hepatitis A o la poliomielitis. Más de 2 millones de personas mueren cada año por enfermedades diarreicas en todo el mundo. La falta de higiene y el agua insalubre son responsables de casi el 90% de estas muertes, principalmente niños.
“ 1.800 millones de persones utilizan agua de fuentes contaminadas
— Organización Mundial de la Salud