La agricultura es una de las principales causas de la degradación del agua y del entorno natural. La deforestación o el drenaje de humedales para establecer campos de cultivo fragmentan los hábitats, reduciendo la superficie disponible para la vida silvestre y rompiendo los equilibrios ecológicos locales. Los insecticidas, herbicidas y fungicidas matan muchas formas de vida que sirven de alimento para las aves y otros animales.
Los fertilizantes son responsables de la eutrofización de los ecosistemas acuáticos, es decir, de la proliferación descontrolada de algas fitoplanctónicas que crean zonas muertas o áreas de bajo oxígeno donde los peces y otras formas de vida acuática no pueden prosperar. Los productos químicos que se utilizan en la agricultura son responsables de la contaminación de más del 70% de los ríos y aguas subterráneas a nivel mundial.
“ El 38% de las masas de agua de la Unión Europea están sometidas a la presión de la contaminación agrícola
— Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación
