El agua y las civilizaciones

Acueducto del Pont du Gard (Francia)


Más allá de satisfacer las necesidades básicas de hidratación o higiene de las personas, el agua ha sido una sustancia estrechamente ligada a la prosperidad y al desarrollo de la humanidad. Las grandes civilizaciones antiguas en Mesopotamia o en el Egipto de los Faraones florecieron en las cuencas de los ríos y desarrollaron culturas hídricas muy avanzadas. Los ríos proporcionaban agua, recursos pesqueros y nutrientes para la agricultura. En el Imperio Romano, un elemento relevante en su desarrollo fue el acueducto, una pieza de ingeniería hidráulica cuya función era transportar el agua a los núcleos urbanos y que confiere a las ciudades romanas una identidad singular.


La irrigación de cultivos fue un avance crucial que permitió la expansión de las tierras fértiles y el incremento de la producción de alimentos, acelerando el crecimiento de la población y haciendo posible el establecimiento de comunidades sedentarias cada vez mayores y complejas. Asimismo, los ríos eran utilizados como rutas de transporte para el comercio y la comunicación entre pueblos, facilitando el intercambio de bienes, pero también de conocimientos, contribuyendo decisivamente al enriquecimiento de las culturas. Las localidades costeras que contaban con un puerto natural seguro prosperaron por la misma razón.


 Los primeros acueductos romanos se remontan al siglo IV a.C.

— Naciones Unidas



Escenas del Nilo (Egipto)


Las ciudades del mundo antiguo respondían a una concepción simbólica del espacio propio del pensamiento mágico y religioso de cada cultura. Los egipcios interpretaban el trayecto del sol como metáfora del ciclo de la vida. El amanecer y la tierra al Este del Nilo representaban el nacimiento y la vida. El atardecer y las tierras del oeste representaban el ocaso y la muerte. Por eso las tumbas y los monumentos funerarios se construyeron al oeste del río. 


Entradas que pueden interesarte