Una niña se baña en las aguas sucias del río. Más del 80% de las aguas residuales resultantes de la actividad humana se vierte a los ríos o al mar, sin ningún tipo de tratamiento. Gracias a décadas de regulación y sanciones contra los grandes contaminadores, la principal causa de la pérdida de calidad del agua ya no son los vertidos industriales, los escapes de los oleoductos o los derrames de combustible, sino la contaminación de fuentes no puntuales. El agua que discurre por la superficie se carga de fertilizantes, pesticidas, herbicidas y otros residuos agrícolas procedentes de los cultivos o granjas de ganado. Cuando pasa por las ciudades arrastra petróleo, aceites de coche, metales pesados, desechos y productos químicos.
La naturaleza tiene cierta capacidad para deshacerse de los contaminantes, pero el agua se ensucia a un ritmo tan elevado que no da abasto. Inevitablemente, la degradación del agua pone en peligro la sostenibilidad del planeta y la conservación de la vida tal y como hoy la conocemos, muchas veces de forma irreversible.
“ El 80% de las aguas residuales de la actividad humana se vierte a los ríos o al mar sin tratamiento
— Organización Mundial de la Salud