Hileras e hileras de plantas de maíz apuntan al cielo y se extienden por el campo casi hasta dónde llega la vista. Un sofisticado sistema de riego recorre el campo, arriba y abajo, escupiendo agua de forma constante y acompasada, asegurando que cada planta recibe la cantidad que necesita. La agricultura está estrechamente ligada a las condiciones del medio y, en particular, a la disponibilidad de agua. A escala global, el 20% de las tierras de cultivo se riegan; la agricultura es el mayor consumidor de agua del mundo. En algunas zonas áridas, el consumo puede superar el 90% del agua disponible, ejerciendo una presión importante sobre el territorio, agotando los acuíferos, perjudicando a los ecosistemas o afectando la disponibilidad de agua para otros usos humanos.
“ Menos del 20% del agua de riego llega a la planta
— Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
Agua de riego por encima del asfalto (EUA)
Según datos de la FAO, menos del 20% del agua de riego llega a la planta; el resto se desperdicia: se evapora, se infiltra al suelol o vuelve a algún cauce. Además, el agua que circula a través de cultivos transporta sustancias contaminantes, como los pesticidas o los abonos, que producen la eutrofización de los ecosistemas acuáticos.